jueves, 8 de noviembre de 2012

CADUCIDAD PROGRAMADA

Todos nos hemos cabreado un montón al comprobar que se ha estropeado el móvil que compramos hace un año escasamente, o hemos jurado en hebreo cuando nuestro ordenador de última generación se ve vergonzosamente superado por una nueva tecnología que multiplica las prestaciones. Son los dos modelos típicos de lo que ha venido en llamarse obsolescencia programada. ¡Estas cosas no pasaban antes! –gritan nuestros mayores, añadiendo que una nevera duraba veinte años sin problemas-. Y este fenómeno de la obsolescencia rápida es general, cualquiera que sea el aparato que consideremos. Pero lo aparentemente grave es que no se trata de una fabricación chapucera, de bajo coste y mínimo control de calidad, sino que es intencionada para que las cosas no duren. El caso más ilustrativo y antiguo son las bombillas, cuya vida media no llega hoy, sistemáticamente, al año. Sin embargo, una bombilla instalada en 1901 en un parque de bomberos de Connecticut ha estado luciendo ininterrumpidamente hasta hoy, siendo objeto de celebraciones en su centenario de vida. Lo que ha sucedido es que a partir de la Gran Depresión de los años treinta, los fabricantes llegaron al acuerdo de fabricar bombillas de vida limitada para que aumentara el consumo de bombillas. La ecuación es bien sencilla: a más necesidad de consumo, más producción, más empleo en las fábricas, más impuestos para el Estado, que puede abordar obras públicas, etc. El crecimiento parecía asegurado, y el secreto era aumentar el consumo. Esta estrategia económica, que parecía haberse olvidado después de la depresión, salvo en la producción de las bombillas, que siempre ha perdurado, ha resurgido con fuerza en todo el mercado de productos al calor del sistema económico neoliberal que sufrimos en nuestros días, basado en un crecimiento continuo desmesurado que engorda el bolsillo del empresario y del capital, a la vez que garantiza trabajo a una gran masa de población laboral cada vez con más reivindicaciones económicas. El sistema neoliberal se sustenta en tres pilares: publicidad, que crea de manera incesante necesidades de consumo indiscriminadas como medida de la prosperidad y satisfacción individual, hasta el punto de que muchas personas se autodefinen como “consumidores” en vez de simplemente como personas; el crédito, que permite comprar  a costa de endeudarse hacia el futuro; y el trabajo intensivo y esclavo para poder reintegrar los préstamos adquiridos. Parodiando el esquema, se podría decir que nos obligan a trabajar para pagar cosas que hemos comprado sin necesitarlas, movidos  por el engaño de la publicidad. Pero así está la cosa, y el pretender abandonar el sistema de golpe se traduciría en quiebra general, en desempleo masivo, en colapso social.

La caducidad programada se revela pues como el motor secreto de nuestro sistema económico, sin la cual dejaría de funcionar. Y uno se pregunta si esto sería válido para cualquier otro sistema, por ejemplo un sistema orgánico. Tenemos una vida media limitada, alrededor de los noventa años si no intervienen enfermedades que la acorten. Pero sorprendentemente esto no es un hecho necesario, y resulta que hay una programación biológica llamada “apoptosis” que hace que nuestras células mueran en un plazo fijado, a pesar de que podían seguir viviendo mucho más. Existe una especie de reloj biológico semejante al chip que tienen muchas impresoras de ordenador, que va contando la actividad de la máquina para inducir un fallo general al llegar a su límite programado. Nuestro reloj biológico va contando nuestra existencia, y se ha desarrollado por evolución para servir a las necesidades de la especie. Es decir, que es bueno para la especie que los individuos no vivan más de noventa años. ¡Nuestra especie es pues como el sistema económico neoliberal, vaya chasco! No en vano el precepto económico básico liberal es dejar hacer al mercado, sin condicionarle, de manera que él mismo se ajuste para que progrese. La ley de la evolución aplicada al sistema económico, vamos. ¡Estamos bien, pillados por todas partes!

1 comentario :

  1. Muy buen tema, Jesús.
    Te felicito!
    En su día descubrí un video de youtube sobre este tema que me impresionó.
    http://www.youtube.com/watch?v=3pb7HOfp8PU&feature=related

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