martes, 4 de septiembre de 2012

LA MANOREJITIS

La “manorejitis”, esta terrible enfermedad de nuestros días, se ha extendido por todas partes alcanzando el grado de pandemia, y amenazando con quedarse durante muchos años. Sus  síntomas son claros: la mano se apoya en la oreja, cubriéndola, mientras el enfermo balbucea abstraído; en ocasiones da gritos, completamente ajeno al lugar donde está y a las personas que le rodean, y otras veces parece que escuchase voces interiores, ya que la mirada se le desenfoca y no ve lo que tiene delante. Los ataques de manorejitis se apoderan del enfermo en cualquier lugar y circunstancia, y es frecuente ver a los afectados andando por la calle, en el metro o en el restaurante; incluso se producen los inoportunos episodios cuando están en el baño o en el lecho conyugal, y son tan apremiantes que imposibilitan para continuar con lo que estaban haciendo, enajenándoles en el normal discurrir de su actividad vital y desconectándoles de sus coordenadas espacio-temporales.

      Recientes estudios neurobiológicos informan de una evolución de la enfermedad hacia la idiocia cuando los ataques se vuelven ya demasiado frecuentes y con episodios de larga duración. Dada la historia tan reciente de la enfermedad, no se ha desarrollado todavía una vacuna adecuada, ni parecen eficaces las medicinas que se han comercializado hasta la fecha. Los únicos resultados esperanzadores se consiguen con técnicas de psicoterapia, trabajo productivo y cultivo de las artes plásticas. Al ir acompañada la enfermedad de una sintomatología de ansiedad ante el silencio, es muy útil una terapia de audición continua de música clásica con auriculares, que además de bloquear los inputs sonoros que desencadenan los ataques, produce un estado de relajación y armonía emocional en el paciente.