El nombre de Halloween deriva de “All Hallow eve” (víspera
de Todos los Santos), y es la fiesta cristiana que se celebraba en las islas
británicas conmemorando a todos los santos y mártires de la Iglesia. Como
muchas otras fiestas, se superpuso a otra fiesta “pagana” de origen celta.
Luego llegó a Estados Unidos, donde se le dio la forma que ha llegado a
nosotros gracias a la popularidad de algunas películas de Hollywood y a un
enorme despliegue comercial que aprovechó el tirón de las películas. Su símbolo principal es la famosa calabaza hueca que
se convierte en terrible máscara al encenderse en la noche de la víspera.
Los celtas creían que la frontera que separa este mundo
del otro del Más Allá se debilitaba este día, permitiendo a las almas de los
difuntos y otros espíritus malignos pasar a través. Los familiares fallecidos eran
homenajeados mientras que a los espíritus malignos se les intentaba ahuyentar
por medio de máscaras que representaban también otros espíritus dañinos. Los niños
norteamericanos correteaban por las nocturnas calles disfrazados de duendes y pidiendo
dulces y golosinas a cambio de no hacer ningún daño o broma pesada. A nosotros ha
llegado como una especie de jolgorio y carnaval fúnebre en que la gente se
disfraza de difuntos y fantasmas, banalizando o burlándose de la
muerte.
Esta misma orientación de la Fiesta de Difuntos la tiene
también la peculiar fiesta mexicana del Día de los Muertos, aunque su sentido
es más trascendente y data de los tiempos del Virreinato, cuando se produjo un
sincretismo religioso entre la fiesta precolombina y la de la religión cristiana.
En México se homenajea a los familiares muertos como si se conviviese ese día
con ellos, regalándoles con banquetes, música y fiestas. La calavera es el
símbolo principal de esta fiesta, que representa a la muerte y tiene raíces
precolombinas profundas. Pero las calaveras son de azúcar y las gentes se comen
su propia calavera (su propia muerte) y otros dulces en forma de huesos,
disfrazándose también de esa manera. La fiesta mexicana tiene pues dos
vertientes: la de banquete a los familiares fallecidos y la que se burla de la
muerte como exorcización de la angustia existencial. El mexicano convive con la
muerte y se familiariza con ella en estos días.