miércoles, 26 de febrero de 2014

LA INVASIÓN DE EUROPA


 Antiguamente, las invasiones de un territorio tenían lugar mediante el empleo de los ejércitos. Si un ejército era más numeroso o mejor armado que el de otro territorio, la invasión tenía lugar y con ella la apropiación de sus recursos. La cultura del invasor podía ser incluso inferior a la del invadido, y entonces se producía una asimilación de la de éste por el conquistador.

Hoy las guerras son más sutiles y los "imperios" actuales no emplean los ejércitos para adueñarse de un país, sino que usan la economía, la publicidad y el comercio para conquistar sigilosamente sus recursos e imponer su cultura superior. Pero las derrotas económicas que experimenta una gran parte de la población mundial están generando  movimientos migratorios importantes, en principio pacíficos aunque en parte clandestinos, que en algunos casos comienzan a mostrar su cara violenta. EEUU conoce la presión migratoria de México y Europa la del África subsahariana. Las puertas de entrada a Europa por Ceuta y Melilla en España, o Lampedusa en Italia, saben el drama de estas migraciones que intentan violar sus fronteras. Es la invasión del hambre y la miseria del tercer mundo que presiona en los muros del mundo desarrollado. Es significativo el aumento reciente de las conductas violentas que están teniendo lugar en las puertas hispano-africanas de Ceuta y Melilla. Los africanos se concentran en campamentos clandestinos cerca de la frontera, donde permanecen durante meses a la espera, planificando asaltos en masa. Y uno se pregunta si alguna vez, por medio de una organización mejor y más amplia en los países de origen, se pudiera movilizar una invasión masiva, una marcha pacífica pero avasalladora que pusiera ante la misma cara de Europa el problema de África. Claro que sería muy difícil organizar algo así, pues habría que atravesar el Sahara e ir haciendo confluir los flujos migratorios de los diferentes países en una corriente única que llegara a Marruecos. La travesía del desierto, única posibilidad migratoria para un gran contingente de personas, precisaría de una intendencia adecuada, comida, tiendas, servicios sanitarios básicos, etc. Derribar las vallas fronterizas no sería mucho problema y el ejército español, lo mismo que el de Marruecos, estaría atado de manos para impedir la invasión sin un elevado número de víctimas mortales. Claro que antes de llegar a tal extremo habrían aumentado enormemente los asaltos a la valla y quizás se habrían tomado algunas medidas a nivel europeo para abordar el problema. Una marcha verde como la que realizó Marruecos para invadir el Sahara español quizás no sería posible hoy día. Y además, si llegaran a las provincias españolas en África algunos cientos de miles de subsaharianos dispuestos a quedarse en Europa, Ceuta y Melilla acabarían convirtiéndose en campos de refugiados, ahora no por causa de las guerras sino por causa de la miseria. Unos 300 millones de subsaharianos sobreviven en sus países con menos de un dólar al día, y cada año unos 500.000 emigran de sus países hacia diferentes puntos, dentro o fuera de África. De momento, la lenta invasión de Europa es a título individual o de pequeños grupos y no existe una organización global ni un líder carismático que dirija una operación a gran escala, pero al menos está latiendo esa amenaza hipotética de la invasión africana.

La solución para evitarlo no es la represión ni las siempre vulnerables fronteras, sino actuar en los países de origen colaborando en su desarrollo. Estamos inmersos en el fenómeno de la globalización económica, que realmente es la globalización del campo de acción de los acumuladores de riqueza, esto es, los poderes económicos que extiendes sus redes por todo el mundo para incrementar sus beneficios, expoliando a los países subdesarrollados y sumiéndoles más y más en la corrupción y la miseria. Tendrá que llegar un momento en que la globalización sea la de la pobreza, es decir, que asumamos la pobreza del mundo y nos propongamos reducirla y eliminarla.

No hay comentarios :

Publicar un comentario