El pequeño Nicolás es un falso héroe infantil de nuestros días, un connaisseur de pequeña dimensión del entramado falto de escrúpulos éticos del poder político y económico de nuestra sociedad. Aunque en otro contexto, goza de las dudosas simpatías que en su día despertó “el Dioni”,conductor y secuestrador de un furgón blindado bancario, y que han despertado todos los estafadores y atracadores inteligentes que en el mundo han sido.
jueves, 18 de diciembre de 2014
EL PEQUEÑO NICOLÁS
Pequeño ya no es, aunque sus peripecias sociales y
mediáticas se remontan a la infancia, cuando lo era de verdad. Si tuviera
treinta años, sus habilidades para despertar afectos y confianzas y para promover
interrelaciones entre las personas le hubiesen situado en un puesto político
preferente. Pero movido por su fantasía infantil, por la urgencia de sus
impulsos adolescentes de poder, ha seguido atajos prematuros a título
individual, sin encuadrarse en una organización política formal en la que
hubiera desarrollado sus cualidades innatas. Es una pena –es un decir– que
pudiendo haber sido un eminente golfo político se haya quedado en un golfillo
con grandes aspiraciones personales dentro de un entramado confuso y difuso de
la derecha corrupta. Pero lo más grande es que no se cree un delincuente,
que no se siente culpable sino hábil dentro de un mundillo corrompido de hecho, de
un mundo tan habitual y contaminado como el aire que respiramos en
las ciudades. Tiene carilla de bueno, casi angelical a veces, y hasta es capaz
de despertar buenos sentimientos en aquellos con los que se relaciona y con los
que aparece en las fotos. Unos cazan autógrafos de personas conocidas, pero
Nicolás caza fotos simpáticas en compañía de políticos y empresarios,
demostrando lo fácil que es arrimarse a las inseguras figuras del poder,
pendientes casi exclusivamente de ellos mismos. Ha sabido traficar bien con esas
dudosas influencias que pueden otorgar favores a terceros, ingenuas víctimas
del timo de la estampita, es decir, del timo de comprar algo que es falso,
cegados por la ambición. Aunque alguna vez haya funcionado el truco.
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