miércoles, 14 de enero de 2015

" PODEMOS" Y LOS GODOS

Ejemplos hay en la Historia de que cuando un imperio o país entra en decadencia es ocupado fácilmente por otro, que se apropia de sus recursos y le gobierna. Así pasó con el Imperio romano, como ejemplo bien conocido, que cayó ante las invasiones bárbaras que aprovecharon la circunstancia de un ejército desorganizado y desprofesionalizado, integrado por pueblos bárbaros también, que convivían en sus fronteras y fueron asimilados. Y algo parecido sucedió con el reino visigodo en España, cuyo desmoronamiento dio paso a la invasión árabe sin apenas oposición, ocupando prácticamente toda la península en diez años.

Pues héteme aquí que el sistema político español actual, estructurado básicamente en torno a dos partidos políticos de centro (PP y PSOE), se está desmoronando debido a los fenómenos de corrupción a todos los niveles, puestos de manifiesto junto al periodo de crisis que asola el país y que pone en entredicho hasta la raíz del propio sistema económico y la dependencia  de Europa.

Ante tan evidente debilidad, el partido Podemos ha penetrado de manera oportunista y espectacular en las grietas del edifico político para desmoronarlo más, prometiendo el oro y el moro, vendiendo ilusiones al pueblo a la manera de los famosos timadores ambulantes del Oeste americano, que ofrecían un mágico elixir que lo curaban todo. Maravillosa medicina para el que no encuentra otro consuelo, aunque la única mejoría que cabría esperar sea la debida al efecto placebo.

“Podemos” tiene un líder que es lo único presentable del partido, aunque vistas algunas de sus intervenciones se aprecia el terreno movedizo sobre el que pisa y la naturaleza de sus propuestas: ilusión, humo. El resto de representantes del partido es simplemente deplorable, y nadie dejaría un país en sus manos. El único bagaje válido de Podemos es la crítica del sistema actual, y la declarada fe en ir solucionando problemas sobre la marcha a base de estudio y dedicación (siguen siendo estudiantes universitarios aunque se llamen profesores), ya que no conocen las soluciones. Aunque quizás al final la realidad les lleve al mismo punto de partida que critican.

“Podemos”, “We can” que decía Obama y no ha podido hacer lo que quería. La realidad es terca aunque sea corrupta, y quizás la única virtud de las fantasías políticas es hacer cambiar al sistema desde dentro, a base de crítica y denuncia. El tomarlas muy en serio y ponerlas en práctica es un riesgo demasiado ingenuo.