McLuhan alumbró el concepto de Aldea Global a mediados del
siglo pasado, significando que el desarrollo de las comunicaciones (teléfono,
radio, prensa, cine, etc.) permitía conocer, casi en tiempo real, lo que
sucedía en el mundo, a semejanza de la facilidad de comunicación persona a
persona en el ámbito reducido de una aldea. Pero en ese contexto global, al
igual que en una aldea, los poderes fácticos controlaban, filtraban y sesgaban
la información trasmitida a los ciudadanos.
La aparición de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación
(Internet, teléfonos inteligentes, redes sociales, etc.) han propulsado la Aldea
Global hacia un nuevo concepto que podría llamarse la Mente Planetaria, porque
pone en comunicación a cualquier persona del planeta no sólo con todo tipo de
acontecimientos sino de conocimientos y posibilidades de interacción en masa. Y lo importante es
que ya no hay un solo origen controlado de la información sino que esta
iniciativa está democratizada, es plural y diversa, permitiendo elegir y
contrastar opiniones. Las redes informáticas mundiales y las grandes bases de
datos distribuidas por todas partes van creando una especie de trama cerebral
electrónica, una mente virtual en la que se integran información y comunicación en
tiempo auténticamente real o instantáneo y que abarca a todo el mundo. Incluso
la diversidad de idiomas se obvia con la funcionalidad de los traductores incorporados
en la red. Se puede decir que la mente planetaria habla todas las lenguas para
cada uno de nosotros.
Decía Teilhard de Chardin, a mitad también del siglo pasado,
que la Evolución conducía necesariamente a la formación de una esfera envolvente de conocimiento o
Noosfera que iría cohesionando a la Humanidad y armonizando su funcionamiento,
hasta llegar a la formación de un Ser Único configurado por todos los individuos movilizados e implicados en un destino común, en cuyo seno encontrarían satisfechas y potenciadas
todas sus aspiraciones personales y espirituales. Pues bien, estamos asistiendo probablemente
a la génesis de ese Ser, al desarrollo inicial de su cerebro, que no será biológico
sino digital. Pero queda todavía mucha tarea de embriogénesis de los distintos órganos de ese cuerpo global,
como son los diferentes sistemas
automáticos de control, la distribución adecuada de los medios de vida, la
economía y racionalización del consumo, etc., etc.
Afortunados los que lleguen a verlo dado a luz. A nosotros
nos consuela saber que la criatura se está gestando en el vientre de la Humanidad
y que la sentimos agitarse dentro, confiando esperanzados en que no aborte.